
Tercera novela que leo del autor Portugués José Saramago. En esta encontramos a un único protagonista llamado como el autor José. El escenario es una casa adosada y unida por una puerta a un edificio administrativo, dónde se archivan las fichas de las personas que nacen y las fichas de las personas que fallecen. La narración es diferente a lo normal, ya que mezcla la primera persona con la tercera y la segunda, siendo un narrador omnisciente a veces y sobre todo pareciendo un soliloquio. La trama consiste en que el funcionario anónimo José busca a una mujer de la que encontró una ficha por casualidad, para saber sobre su vida.
Es una novela de intriga pero escrita con muchas reflexiones sobre la vida, las relaciones entre las personas y el trabajo alienante que parece más bien existencial. El autor plantea la búsqueda de una mujer para saber algo de ella sin saber quién es ella, y esto sería un inicio de amor. Viene a ser un alegato sobre que las personas no son simples números sino que tienen una historia.
El libro gustará a los aficionados al soliloquio, se lee rápido pues carece de señalización del guión para indicar conversación. La intriga se queda en una niebla que se va evaporando poco a poco. Gustará a los seguidores de Saramago.